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Artritis reumatoide

La causa exacta de la artritis reumatoide aún se desconoce. La literatura médica especializada la clasifica como una enfermedad autoinmune.

A pesar de no ser directamente hereditaria, la medicina de hoy considera que en algunas personas existen predisposiciones genéticas que crean la base para el desarrollo de este estado. En el mayor número de los casos existe un “desencadenante” en forma de infección u otro factor externo que activan los genes responsables.

Cuando el cuerpo se ve expuesto al “desencadenante”, el sistema inmunológico comienza a producir sustancias que atacan los huesos de la articulación provocando una erosión del cartílago.

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Pie diabético (de Charcot)

La diabetes es una enfermedad que se manifiesta con el aumento del azúcar en la sangre. los problemas con los pies de diabéticos se consideran muy serios ya que son causa frecuente de hospitalización del enfermo. La mayoría de estos problemas surge por la influencia de dos complicaciones que aparecen en los diabéticos y que son: deficiencias en los nervios y mala circulación.

Uno de los estados críticos que puede ser provocado es la artropatía diabética, que presenta una severa forma de deformidad de la extremidad. Siendo que la diabetes daña las células de la sangre y que el flujo de sangre en el pie se halla disminuido, la deficiente circulación debilita el hueso a tal punto que provoca la desintegración del mismo y de la articulación, que se convierten en vulnerables y propensos a las fracturas. Debido al daño de los nervios (neuropatía), puede ocurrir que los pacientes se quiebren un hueso del pie y que no se den cuenta de ello, por la ausencia de dolor. La continuación del movimiento con la pierna afectada puede provocar nuevas fracturas y dislocaciones de articulaciones y los huesos dañados muy fácilmente pueden producir perforaciones de la piel y heridas abiertas (úlceras por presión)

Existen diferentes tratamientos para estados semejantes, sin embargo el más efectivo y a la vez más sencillo es la prevención. El control diario de la pierna del paciente diabético reviste suma importancia como para impedir el agravamiento de las anomalías, y permite reaccionar a tiempo al verificarse la aparición de algún problema. El uso del calzado protector especial se recomienda a estos pacientes como primera línea de defensa contra posibles lesiones.

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Ulcera trophica

Úlcera por decúbito/ úlcera trófica: es un problema gerontológico que en la salud pública se extiende rápidamente, sobre todo, dentro de la población de edad más avanzada. Aparece como consecuencia de la necrosis isquémica y ulceraciones en la piel, que eventualmente pueden abarcar capas más profundas de tejidos en los sectores del cuerpo que están más expuestos a la presión sobre la superficie donde se apoyan por períodos prolongados. La situación se agudiza cuando un hueso se encuentra inmediatamente debajo de la piel. En la mayoría de los casos son las protuberancias formadas por el sacro, isquion, cadera, rodillas y codos, es decir, zonas que soportan presión continua de la piel sobre cualquier superficie dura (el colchón, silla de ruedas, objetos para la inmovilización, calzado estrecho, etc.).

Junto a la edad avanzada, otros factores internos para el desarrollo de la úlcera por decúbito son: incontinencia urinaria, enfermedades del sistema de circulación (ataque al corazón, gota cerebral), diabetes, parálisis, lesiones de la columna, insuficiencias en la circulación periférica, esclerosis múltiple, enfermedades mentales, etc.

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Neuropatía periférica

La neuropatía periférica presenta daños del sistema nervioso periférico, red corporal de comunicaciones que transmite informaciones desde el cerebro y la médula espinal (sistema nervioso central) hacia todos las restantes partes del cuerpo. Los nervios periféricos también envían información sensorial al sistema nervioso central. Ese mecanismo de comunicación corporal permite que sepamos cuando algo nos duele, cuando algo está demasiado caliente o demasiado frío, etc.

La neuropatía periférica deforma, interfiere o directamente interrumpe las relaciones y mensajes (impulsos nerviosos) entre el cerebro y el resto del cuerpo. Siendo que cada nervio periférico tiene una función especializada, las personas que sufren neuropatía pueden sufrir un amplio espectro de síntomas como son entumecimiento temporal, sensación de pinchazo, sensación alterada de dolor y debilidad muscular. Síntomas más severos incluyen ardores (especialmente nocturnos), parálisis, disfunción glandular, complicaciones en el metabolismo y presión arterial alta.

Algunas formas de la neuropatía tienen relación con un nervio en particular, denominándose en tal caso mononeuropatía. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, la afección abarca, por el contrario, una amplia cantidad de nervios llamándose polineuropatía, en la que más de una extremidad se ve afectada. Los síntomas de la polineuropatía se manifiestan al comienzo de forma simétrica en ambos pies y progresivamente avanza por las piernas hacia el centro del cuerpo.

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